Se hace pis en un baño con una papelera azul claramente hecha para exteriores que pone «helados Nestlé» en un logo desgastado,
el GPS dice siga por el noroeste justo en una bifurcación,
se pierde una tarde completa lavando ropa en el espacio común de una posada.
Para permitirse viajar el número de días que a una le gustaría,
hay que comer también «de supermercado» se tenga o no se tenga cocina en la habitación
y verse a sí misma escurriendo una lata de atún en el lavamanos,
limpiándose las manos con papel de baño porque se le olvida a una coger más servilletas
o robando temporalmente una cucharilla de una mesa dispuesta para otro día.
Y una va haciendo fotos de todo lo que no es eso, hasta alterar el recuerdo.
Nada más acordándose de lo bonito del verano de ese año,
tal vez solamente teñido por la añoranza material de los chubasqueros que se dejan colgados en las perchas del armario de un hotel de pueblo por el que no se vuelve a pasar hasta nuevo aviso.
Y se vuelve a viajar sin cubiertos en los años siguientes. Con pocas servilletas.
Dice Wikipedia que el punto Libra, en astronomía, es el punto de la eclíptica a partir del cual el Sol pasa del hemisferio norte de la Tierra al hemisferio sur dejándonos la noche igual, el equi-noccio o aequinoctium, en latín. Dejándonos la noche igual en duración al día, al menos por este día, 22 de septiembre. Tendremos, por hoy, la misma cantidad de luz que de oscuridad. Very Libra, indeed.
Ya en la parte que se ponen a explicar que si por las progresiones, desde 2016, esto no pasa en la constelación Libra sino en la de Virgo, me pierdo, pero cumplo con informaros que el punto Libra al parecer se nos ha desubicado celestialmente.
Y la verdad es que habiendo nacido en octubre y sintiéndome tan acertadamente destinada a este signo solar, nunca he sido yo muy de extrañar el verano. Inclusive en edad escolar, recuerdo estar siempre bastante lista para volver a la estructura de los días. Puede ser que al leer lo anterior, sintáis tristeza por mí. Lo entiendo. Yo también casi que la he sentido al escribirlo, pero como dice la juventud; no me escondo.
Dicho esto, la realidad es que no se puede tener equinoccio otoñal sin que antes termine el verano y está en el espíritu de la lentitud que me gusta practicar, no saltar inmediatamente hacia lo que sigue sin hacer antes un pequeño guiño a una porción de lo vivido entre el día más largo y el día más Libra del año. Es lo que he querido hacer en el apartado anterior.
Adiós, verano. Gracias.
Mucho antes de que Alexa fuera alguien y de que no supiéramos salir de casa sin el móvil, en mi casa y en mi época —lo que sea que signifique eso —, había que llamar a un número de teléfono para saber la hora exacta. Un hombre con voz robótica pero autóctona que mi hermano sabe imitar con exactitud, decía algo como:
Al sonar el tono serán… las dos… horas… cuarenta y tres… minutos… con tres…segundos.
Con esa información, una salía corriendo a restablecer la hora en los relojes de la casa después de un apagón eléctrico, sabiendo que cada segundo contaba y te alejaba de la precisión horaria que la voz había señalado.
Según sigo leyendo, las 14:43 es la hora exacta del punto Libra para un día como hoy en un año como hoy y yo he venido a jugar a ser el hombre de la voz robo-autóctona de modo que ajustemos juntxs los relojes al otoño.
Ahora que ya no es verano y cuando ya se ha escrito tanto sobre esta otra etapa de recogimiento, de pérdida de pelo y hojas, lo que mejor se me ocurre para ir cerrando es citar a una profe de yoga que un día dijo en clase: «recuerda emocionarte por lo nuevo, recuerda emocionarte por lo mismo». Porque ¿no son todas las estaciones eso? Un poco nuevas, un poco lo mismo.
Increíble <3 Me ha encantado el ritmo de imágenes-frases.
💓😆 que refrescantes son tus escritos mi querida Adri . Siempre tan " histórica" divertida. Te digo que " al sonar el tono son las 12:35 .y mi estómago ,mi cerebro solicitan mis cuidados ,,,eso para de paso , tener punto de equilibrio .. Te quiero.👋🏻👋🏻👋🏻👋🏻